Descartes se hizo bastante famoso por formular su definición práctica y sensata de la existencia: «Cogito, ergo sum» («Pienso, luego existo»). Insinuó que mientras seas consciente de ti mismo, es evidente que existes. Podemos reformular más o menos su propuesta como: «Soy consciente de mí mismo; por lo tanto, es mejor que exista».
Pero la lógica de esta versión de existir deja mucho que desear. Por ejemplo, si ponemos a Dios en el asiento del conductor, podemos decir que ‘Dios piensa; por lo tanto Él existe.’ Dios también cree que la mesa existe, por lo tanto, la mesa existe. ¡Hasta aquí todo bien! Sin embargo, esto no parece funcionar a la inversa. La mesa no piensa; por lo tanto, la tabla no existe. Y se sigue que como la mesa no piensa que Dios existe, Dios también desaparece. ¿Qué hemos aprendido?
La definición de Descartes se queda corta porque circunscribe la existencia a las entidades vivientes. De acuerdo con su propuesta, mi auto, mi casa, mi ropa, cualquier cosa que carezca de autopropulsión, dejaría de existir simplemente porque a los objetos inertes se les niega la capacidad de pensar.
Sin embargo, incluso dentro de las entidades vivientes, «Cogito, ergo sum» lucha contra la lógica. Un caracol es una entidad viviente que no disfruta de la bendición de un alto coeficiente intelectual. ¿El caracol es consciente de su existencia o de tu existencia? ¿Se pregunta el caracol si existe él o una mesa? La divertida definición operativa de Descartes circunscribe la existencia a los humanos. ¿Cuál sería el propósito de tal restricción injustificada?
Sin embargo, el problema final con la propuesta de Descartes es que falla dentro de un contexto temporal. ¿Tiene sentido decir que Napoleón existió? ¿Napoleón comenzó a existir un día y dejó de existir otro día? ¿Son sinónimos ‘existir’ y ‘vivir’?
Tanto ‘vivir’ como ‘existir’ son tipos de conceptos de encendido o apagado, en blanco o en negro. Estás vivo o muerto, y el OVNI existe o no existe. Pero ‘vivir’ es un concepto dinámico mientras que ‘existir’ es estático. Necesita ver un mínimo de dos cuadros de una película para entender ‘vivo’, ‘vivir’ o ‘vivo’. Necesitas imaginar una sola forma para entender ‘existir’. Vivir es a un intervalo lo que existir es a un instante. Vivir invoca movimiento; existir, ubicación. Si hay un solo objeto en el Universo, podemos decir que existe. Para que esté vivo, tendría que hacer algo más que sentarse allí. Dios no necesita respirar para existir. Dios necesita respirar o pensar o caminar para estar vivo.
Tenga en cuenta que nada en esta línea de razonamiento cambia si reemplazamos la palabra Dios con la palabra roca. Es incongruente decir que la roca siempre ha existido (pasado) o que seguirá existiendo (futuro). El verbo ‘ser’ es sinónimo de los conceptos dinámicos de vivir, ocupar, continuar permaneciendo o pertenecer. No es sinónimo de ‘existir’. Una declaración como «La roca está ahí» no satisface la especificación de existencia intrínseca y estática que un objeto independiente cumple por sí solo. Aborda, en cambio, las nociones dinámicas de ‘ocupar’, ‘permanecer’ o ‘pertenecer’ que se originan en las percepciones de los observadores extrínsecos.
Por lo tanto, es incongruente decir que Dios siempre ha existido o que seguirá existiendo eternamente. El proponente dice que Dios vivió, vive y continuará viviendo, siendo, permaneciendo u ocupando, pero hasta ahora no ha dicho nada sobre la existencia de Dios.